sábado, 24 de agosto de 2013

Ojos que no ven...

La vida es tan sorprendente... gente llega, gente se va. Todos aportan algo en ti o se lo llevan. Pero finalmente solo quedan los recuerdos, no las personas. 
Las personas se van, se van porque tienen que irse, porque la vida acaba, y se acabó.
Las cosas pueden cambiar de un momento a otro, puede acabar o empezar algo en un mísero segundo, de pronto, el día menos pensado, y cambiarte la vida. Para siempre.
Algo así me ha pasado a mi esta noche.
¿Recordáis que decía que tenía miedo de enamorarme? Ahora entenderéis por qué.
La luna estaba detrás de él.
Sonreía, y yo no sentía frío a pesar de que fuese madrugada y estuviésemos tirados en la calle. Todos se reían, lo pasaban bien. Yo solamente le miraba a él, que estaba justo en frente de mi. Y la luna detrás.
A veces me devolvía la mirada y me sonreía. 
Otras, creo que ni siquiera recordaba que yo estaba a dos metros de él.
Esta noche he comprendido que es mejor dejarlo ir. Si de verdad le quieres, déjalo ir.
No luches si ya has luchado y la otra persona es consciente. Retírate, te mereces algo mejor. 
No puedes estar luchando toda tu vida por alguien que lucha por otra persona.
Y me he dado cuenta de que estoy enamorada de verdad, estoy enamorada de verdad, aunque cada vez que me lo preguntasen mis amigos sonriese y mintiese: ''qué va, no es nada serio''
Pero que lo esté, de nada sirve si soy un pasatiempo. No quiero ser un capítulo más para la persona que me ha cambiado la historia por completo.
No quiero seguir así, creo que no me merezco esto. Y él mismo, esta noche me lo ha demostrado. 
Me ha demostrado que no es tan ideal como yo le creía, que no me quiere tanto como dice, y que no va a encontrar jamás en mi lo que busca.
También me he dado cuenta de que le quiero demasiado como para darle lo que él quiere.
Así que, después de haberle dedicado una última mirada firme esta noche, estoy en paz y tranquila, porque estoy segura de que él ya lo sabe.
Sabe que me retiro y que paso de sufrir, y en el fondo, tengo la esperanza de que vuelva a por mi, y me abrace con fuerza, como siempre.
Pero tal vez sea mejor que no lo haga.
Esta noche se me ha roto el corazón.
Digamos que estaba colgando de un hilo, y hoy ha decidido suicidarse.
Pero claro, tenía motivos.
Y, cuando te rompen el corazón, el mundo no se detiene para que tú lo arregles. Tienes que guardarte los trozos en el bolsillo y continuar el camino, e intentar no pincharte con ellos y hacerte más daño. 





martes, 20 de agosto de 2013

Luna llena.

¿Nunca habéis sentido ganas de ir a la luna?
¿No la veis maravillosa, allí arriba? ¿No pensáis que es preciosa y os quedaríais horas mirándola?
Entonces nunca habéis estado realmente enamorados.
O no os habéis enamorado a mi manera, de una forma romántica y distante.
Suele llamarse el arte de amar desde lejos.
¿Nunca habéis querido a alguien que no podéis tener? ¿A alguien inalcanzable?
Ya sea alguna persona famosa, o alguien a quien tengáis cerca, pero igualmente sintáis lejos.
Todo el mundo ha tenido amores platónicos, difíciles, imposibles. La típica persona en la que te fijas y no te atreves a acercarte a ella. 
Aunque tal vez vosotros tengáis el suficiente valor y autoestima para haceros notar y no perder oportunidades, yo no siempre soy así. Yo algunas veces he preferido amar desde lejos, y cuando los nervios participan demasiado, las mariposas empiezan a morir y el sentimiento empieza a volverse doloroso en vez de ser auténtico y especial como al principio, lo dejo y voy a encontrar algo nuevo.
Nunca a buscar, a encontrar.
Aunque a veces lo intento en vez de alejarme, pero tengo que acabar dejándolo igualmente.
Soy demasiado sensible y cobarde, lo reconozco. Pero siempre he tenido miedo de enamorarme.
Aunque es cierto que de los errores se aprende, que hay que intentarlo y arriesgar, y siempre se sacará algo bueno, ocurra lo que ocurra.
Pero es que, hay veces en las que prefiero que las cosas me encuentren a mi y me sorprendan. No tener que estar yo siempre pendiente de dejarme encontrar.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Confesiones de noches en vela.

Este blog se vuelca básicamente en sentimientos relacionados con el amor. Con la parte ''mala'' del amor, para ser concretos.
Y es que sí, es que es verdad, necesito un lugar en el que poder desahogarme que no sea un diario de papel.
Escribiendo en un diario, para ti misma, te das cuenta de muchas cosas, y reflexionas. Pero escribiendo aquí, en un blog, un sitio bastante más accesible para los demás, haces exactamente lo mismo, pero, a parte, das a conocer tus sentimientos más íntimos y eres incluso capaz de hacer que otra persona que siente lo mismo que tú, pueda llegar a leerlo y no sentirse sola. O tú mismo, el que escribe, puedes recibir un simple comentario que ponga: ''te entiendo perfectamente'', y sientes algo maravilloso.
Al menos a mi me pasa, aunque no siempre que escriba algo surge alguien que me entiende, me siento afortunada por esas pocas veces en las que sí.
Y esta noche quiero escribir sobre algo que me encanta. 
A mi y a poca gente, a ver si hay suerte y alguien lo entiende.
Hablemos de la lluvia.
¿No echáis de menos el invierno? ¿No echáis de menos las chaquetas, las botas, el ir abrigados?
¿Y esa sensación de encontrar calor en un abrazo?
Nunca me ha gustado el verano, no lo voy a echar de menos cuando se vaya. No me gusta el calor sofocante, ni los helados, y muchísimo menos los amores de verano.
Adoro la maldita lluvia, creo que fui una gotita en otra vida.
Nací en una nube y morí estampada contra el suelo.