lunes, 2 de noviembre de 2015

No recordar.

Me ha dado por leer todo lo que llevaba escribiendo este tiempo. Desde que empecé hace años.
Qué oscura era mi mente, cómo me conocía a mi misma y cómo creía que conocía a las personas que me hacían daño.
Tengo que decir que he aprendido mucho. Todos aprendemos del dolor. He aprendido de las desilusiones y de todas las veces que intentaron romperme el corazón.
Pero, y este es el GRAN pero, sigo siendo tan sensible como era antes. Incluso más. Es tan fácil hacerme daño que intento que nadie lo sepa para no acabar siendo devorada.
Y es que sigo siendo demasiado sensible para el mundo... debería irme de aquí. 



lunes, 24 de agosto de 2015

Todo pasa.

Hoy hago un llamado de atención a todas esas personas a las cuales les gusta torturarse constantemente por cosas que han hecho o dicho, o, peor aún, por cosas que no llegaron a hacer o decir.
Es duro, es difícil, pero todo hay que dejarlo ir. Pero, y este es un gran ''pero'', siempre después de haberlo intentado antes. 
No hay mayor sentimiento de satisfacción saber que has intentado todo por conseguir algo, porque sabrás que aunque luego no salga como esperabas, nunca habrá salido mal. Ha pasado así por causas que escapan de tu razón y tienes que aceptarlo y esperar que venga algo mejor, porque si lo esperas, vendrá. Si no lo haces, también lo hará, pero pasará de largo.
Tenemos que entender que todo lo que no necesitamos en nuestra vida, de alguna manera se marchará, tarde o temprano, cuando ya hayamos aprendido la lección y no nos sea útil. O se irá precisamente para hacernos aprender una lección.
Así que ahora piensa, respira, date cuenta de lo que te gustaría tener en tu vida y lo que no.
Y actúa.

martes, 14 de julio de 2015

Flechazos

Seré breve.
Piensa en todas las personas en las que te has fijado, en secreto. Sin decir una palabra o no queriendo hablar demasiado de ello.
Todas esas personas que has encontrado atractivas, ya sea de personalidad como físicamente, todas esas a las que nunca les dijiste nada.
Cada extraño del que temporalmente te enamoraste en la escuela, el instituto, el transporte público.
Todas aquellas personas en las que pensaste durante todo el día hasta encontrártelas, una mañana apenas abriste los ojos, o antes de irte a dormir.
Y ahora date un momento para pensar que tú has sido esa persona para muchas otras.
Y nunca tuviste ni idea. 
Y soñando un poco... tal vez, si ellos hubiesen dejado de pensar que era imposible llegar a ti, y hubiesen hecho algo... ahora tu vida sería diferente. 
¿O no?







viernes, 10 de abril de 2015

A ese amor prohibido.

No puedo entender cómo escribir algo puede llegar a doler tanto. Porque me duele, me duele muchísimo, y vaya... llevaba mucho tiempo sin sentir esto.
Si es que alguna vez lo he sentido.
Ahora mismo estoy aquí, sentada, en silencio, respirando profundamente para mantener la calma y escuchando la lluvia. Esto es ridículo, es una tortura.
Me gustaría haber aprovechado más todos esos momentos juntos. Siempre te miraba con miedo, con vergüenza, como si fueras a desnudarme con la mirada, y cada vez que me decías algo bonito, simplemente me reía y apartaba la mirada. Ahora sé que todo eso merecía, mínimo, un beso. Pero ahora estoy demasiado lejos, y no solo por la distancia en kilómetros. 
Me gustaría demostrarte que pienso constantemente en ti, pero supongo que ya lo sabes. Sabes que si sólo pensara en mi, ahora mismo estaría en un tren, acortando la distancia entre tú y yo, y no aquí sentada escribiendo esto. Pero es que sé que a ti no te gustan esas cosas. No te gusta arriesgarte, ni que lo hagan por ti. Ni los sacrificios. Ni las cosas que luego podrían hacernos daño.
Soy demasiado impulsiva y romántica para alguien que solo está centrado en sus juegos. Pero voy a echarte de menos. Está siendo muy duro dejarte ir, y que no te sorprenda que alguna vez vuelva a hablarte, ojalá perdones la terrible necesidad que me invade de saber cómo estás, y querer abrazarte en la distancia. Y protegerte, aunque sepa que ya eres mayor para hacerlo tú solo.
Y... no sé a quién quiero engañar. Ojalá el destino vuelva a unirnos alguna vez. El destino, la vida, lo que sea, porque yo no puedo hacer mucho más, y tengo fe ciega en que, si tenemos que ser, seremos... 
Pero si tengo que echarte de menos durante toda mi vida... también lo haré.

sábado, 14 de marzo de 2015

Canciones.

No sé si seré la única persona en todo el mundo a la que las canciones ''de fiesta'' la ponen depresiva. A lo mejor es por los recuerdos de esas interminables noches que sé que ya nunca volverán.
De verdad, da tanta rabia cuando algo te sale mal... como para que encima estén las malditas canciones recordándotelo constantemente. 
Es horrible y doloroso. Y a veces me hace sentir tan sola -estando rodeada de gente- que me dan ganas de atracar un banco e irme al otro lado del mundo y no volver jamás...
Pero yo qué sé, al fin y al cabo, toda esa mierda te hace sentir vivo. 



domingo, 11 de enero de 2015

Cuando quieres que alguien se quede.

Cuando era más pequeña, -tendría unos dieciséis años-, fue la primera vez que ''me rompieron el corazón'', por así decirlo. 
En ese entonces sentía que de verdad se había roto, y que nada volvería a ser lo mismo, y en parte era verdad. Todos sabemos que cuando nos pasa eso por primera vez, el mundo deja de ser igual. Y luego lo superamos, y seguimos, y seguramente somos felices independientemente del pasado que llevemos atrás, aunque esté ahí.
Pues recuerdo, que en esa época, cuando yo sentía que nada más tenía sentido y que jamás volvería a encontrar a nadie que me hiciera sentir lo mismo que me había hecho sentir esa persona que se acababa de ir, leí una historia.
Por casualidad, en una de esas tardes que pasas enteras, tú solo y una pantalla, con una manta y bastantes cosas que comer, pues una de esas tardes divagando por internet, yo encontré una historia, tan breve y triste a la vez que mi exagerado corazón sintió que fue marcado con un antes y un después. 
La historia hablaba sobre líneas. 
Las líneas paralelas, por ejemplo. Tienen mucho en común. Son dos líneas, en teoría exactamente iguales, que vienen del mismo lugar y se dirigen juntas hacia el mismo destino, pero están completamente separadas, y nunca, nunca, se van a encontrar, porque si se encontrasen, dejarían de ser lo que eran; dos líneas paralelas. 
Pero pensemos que, bueno, que renuncian a ser dos líneas que tienen mucho en común y nunca se van a cruzar, y hagamos que se crucen, vale.
Se han cruzado una vez, pero ahora son líneas que han tomado rumbos distintos, y ni vienen ni van al mismo lugar, y ya no tienen nada en común.
Por no contar el hecho obvio de que nunca más van a volver a cruzarse, ni a caminar juntas aunque separadas.
Pues esta historia es aplicable a nosotros, a nuestros amores imposibles, a esos amigos que hacemos una noche y jamás volvemos a ver, a esas personas que conocemos de vacaciones, en ese caso, ellos son líneas que iban en otra dirección y se han cruzado con nosotros.
Pero, ¿y en el caso de las líneas paralelas? 
Yo siempre las interpreté como una de esas personas que ves ahí, de pie, hermosas, lejanas y deslumbrantes, esas personas que miras a los ojos y sientes que tenéis demasiado en común como para no tratarse de una broma. Sientes que es una broma su mera existencia y su presencia ante ti, que tal vez es demasiado perfecto y debe tener algún error.
Y bueno, lo tiene. 
Y es que esa persona es una línea paralela a ti, pero no te das cuenta hasta que dices: ''tengo que intentar llegar hasta ella''.
Y, si consigues llegar, si la luz no te deja ciego, logras rozarla con la punta de los dedos, y sientes las terribles ganas de poder hacer eso a diario, entonces, te conviertes en una línea cruzada.
Ahí es cuando te das cuenta de que era una línea paralela a ti, miras atrás pensando en cómo no te has podido dar cuenta antes de semejante verdad y sabes que ni su rumbo ni el tuyo es ya el mismo, pero que tienes que seguir adelante y cruzarte con muchas más líneas aún, y seguramente, tarde o temprano, alguna de esas líneas sea paralela a ti, pero esté tan, tan cerca, que nunca necesitarás cruzarte con ella para echarla de menos. 
Bueno, pues ya han pasado casi cuatro años desde que leí esa historia por primera vez, y hoy tengo que recordarla otra vez y convencerme a mi misma de que a veces, hacer un sacrificio y cambiar un poco tu camino para cruzarte con otra línea que jamás volverás a ver, hace daño, -mucho daño- pero vale la pena -mucho, también-.